En la demencia vascular encontramos un deterioro cognitivo asociado siempre a enfermedad vascular o lesión cerebrovascular (ictus/microinfartos recurrentes). Es por ello que  los síntomas progresarán a medida que vayan apareciendo nuevas lesiones vasculares que vayan deteriorando el cerebro. La evolución, por lo tanto, puede ser a pasos o "escalones" (lesiones más grandes y menos frecuentes)  o bien gradual (lesiones pequeñas recurrentes).

Se consideran factores de riesgo:

Historia clínica de ataques cardíacos, fibrilación auricular, infartos/microinfartos cerebrales, arterioesclerosis,  colesterol alto, hipertensión, diabetes, sedentarismo, obesidad...

En resumen, cualquier antecedente de posibles problemas vasculares. 

La sintomatología va a depender de las áreas cerebrales que vayan sufriendo lesiones. Puede haber fallos en cualquier función cognitiva , pero por norma general, donde siempre hay alteración es en la velocidad de procesamiento de la información, la atención, y,  las funciones ejecutivas.

Los fallos atencionales son muy comunes, al igual que una velocidad de procesamiento reducida. No saber donde he dejado las llaves, el bolso, el teléfono, perder las tarjetas etc. Igualmente, se observa lentitud en todos sus pensamientos y acciones, con bloqueos ante las prisas, y, pérdida de información si se les habla muy rápido.

A menudo observan alteraciones en planificación, organización, razonamiento, solución de problemas, y, toma de decisiones. 

Las funciones ejecutivas son las "directoras de orquesta" del cerebro, las que permiten que ejecutemos nuestras tareas del día a día de forma eficiente, como un "gestor". Al fallar, cualquier problema o toma de decisión resulta muy difícil de realizar. Tener que planificar, por ejemplo, las tareas del día o la compra de la semana puede resultar abrumador porque requiere planificar y organizar. En resumen, gestionan de forma ineficiente. 

No es extraño que además del deterioro cognitivo aparezca pérdida de fuerza-movilidad en brazo y/o pierna, dificultades para articular palabras,  alteraciones en la marcha, y, desequilibrio. Lo mismo que se afectan áreas de dominio cognitivo, pueden afectarse también las encargadas de habilidades motoras., observándose en ocasiones una especie de Parkinsonismo (síntomas motores similares a la enfermedad de Parkinson, sin tener enfermedad de Parkinson).

Las personas con demencia vascular suelen ser más proclives a sufrir depresión, dado que al  ser un tipo de lesión recurrente pero focalizada, el deterioro no es tan generalizado, y, se preserva mejor la consciencia de enfermedad.